Sobre un Centro de Cultura Contemporánea, en el
Castillo de Castellar de la Fra.
El proyecto de la democracia española es relativamente joven. Es preciso aceptar esta circunstancia con desenfado. Somos pioneros en muchas cosas los españoles pero todavía nuestro territorio tiene muchos espacios vacíos desde el punto de vista de la plena terminación de un proyecto que madurado es cuestión de preservarlo. Para definir un ejemplo del amplio espectro de cuestiones sin resolver, el ancestral templo de la fortaleza de Castellar de la frontera, es un edificio que en el momento que perdió su sentido espiritual quedó abandonado y su mantenimiento fue imposible. La reestructuración del edificio y su posterior uso como; Sala Cultural, han puesto de manifiesto un nuevo problema. La cultura de un lugar especialmente recóndito tiende a la depresión endógena si no se fundamenta en los oficios. Nuestro lenguaje es rico y pobre a la vez según su uso y exploración como también el resultado que de él se deriva. El malhechor como el maldito son personalidades del uso del lenguaje y el oficio. La presencia oficial de la cultura sería para este lugar un verdadero progreso, para su conservación y las actividades que en el se desarrollen. Por eso la transformación en Centro de Cultura contemporánea se plantea como alternativa dinámica al actual edificio cuyo valor es reconocido internacionalmente y sin embargo no dispone de un proyecto anual con una mínima organización. Si ponemos en marcha una revista de un modo constructivo podemos desempeñar una masa crítica suficiente para sostener una iniciativa interesante que represente un valor esencial en el panorama cultural del extremo sur de Andalucia. Deberemos antes combatir la corrupción imperante en esta zona del territorio, dónde a decir verdad, no se encuentra la lógica de una conducta de manifiesto desacato a las normas establecidas, para la conservación de este bien cultural, de interés histórico artístico.
